Misión y Naturaleza
El SMNSS, como institución fundada por la Conferencia Episcopal de Honduras con fines estrictamente pastorales, es, por su naturaleza, una institución de carácter interdiocesano que reúne a los jóvenes vocacionados en una comunidad educativa, humana, académica y eclesial, a la cual se le confía la tarea de formar a los futuros presbíteros del país, según las orientaciones de la Iglesia Católica y para responder a los retos que plantea la sociedad de hoy.
En uno de los más importantes documentos del Magisterio Pontificio acerca de la formación sacerdotal, “Os daré pastores” (en su nombre latino es Pastores davo vobis), el Papa Juan Pablo II define el Seminario Mayor como comunidad educativa en camino. El Seminario es la comunidad promovida por el Obispo para ofrecer a quien es llamado por el Señor para el servicio apostólico, la posibilidad de vivir la experiencia formativa que el Señor dedicó a los Doce (Cf. PDV, 60). Su identidad más profunda, entonces, radica en “ser a su manera continuidad en la Iglesia de la íntima comunidad apostólica formada en torno a Jesús” (Cf. PDV, 60).
"Así, pues, el Seminario tiene su referente en la primera comunidad de los Doce Apóstoles quienes, en el seguimiento del Señor, aprendieron del Maestro y, convirtiéndose a Él, y disponiéndose a recibir en Pentecostés el don del Espíritu Santo, fueron convocados para estar con Él y para ser enviados a evangelizar (Cf. Mc 3,13-16; 'El anuncio del Evangelio hoy' (Evangelii Nuntiandi), 14).
1. Se trata, en primer lugar, de una comunidad humana en la cual los distintos miembros tienen como horizonte la educación de personas llamadas a formar una comunidad familiar que vive con gozo la presencia, la palabra y el amor de Cristo resucitado. Se trata de un proceso de peregrinación hacia el misterio que cada uno es para sí mismo, en el que no puede faltar el ahondar en la propia biografía personal.
2. El Seminario es una comunidad eclesial: es una comunidad de creyentes y discípulos de Jesús vinculados por la Liturgia, la misma fe, la experiencia fraternal del mismo amor, el Evangelio, el Espíritu de Cristo y el amor a la Iglesia. Comunidad abierta, solidaria y servicial.
3. Como comunidad diocesana, el Seminario vive en comunión con el Obispo y el Presbiterio. Conocer de cerca las preocupaciones pastorales de la Diócesis y participar de sus esperanzas e inquietudes es una tarea vinculante e integradora.
4. En cuanto comunidad educativa, el Seminario Mayor acompaña el discernimiento vocacional y ofrece así una ayuda eficaz a cada joven para que se integre en modo eficiente al proceso formativo a nivel humano, espiritual, intelectual y pastoral en contexto de vida comunitaria.
5. Como comunidad educativa en camino, se organiza a partir de cuatro dimensiones: humano-afectiva, espiritual, intelectual y pastoral. Atendiendo a lo humano-afectivo, procuramos el acompañamiento personalizado, utilizando las herramientas necesarias para consolidar la madurez que permita al joven candidato vivir plenamente y afrontar oportunamente las diversas situaciones de crecimiento y de madurez personal y los momentos conflictivos que marcan el largo proceso formativo y que continuarán presentes, en formas diversas, en la futura vida ministerial.
Desde la vida espiritual formamos hombres abiertos a Dios, dóciles a la moción del Espíritu, atentos a su Palabra, obedientes y capaces de amar y servir; hombres que son capaces de celebrar la propia fe y alimentarla con una participación activa, consciente y fructuosa en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía, celebrada diariamente y asumida como origen y culmen de la vida de la fe; y la Reconciliación, celebrada con la regularidad del propio camino de fe y de santidad.
Desde la perspectiva intelectual forjamos en los estudiantes el gusto por la sabiduría y sus diversas formas de expresión; cultivamos en ellos el afán del conocimiento, la avidez por la investigación y el interés profundo por la construcción de una actitud intelectual necesaria para suscitar el diálogo fecundo fe-contexto general; y se suscita también en todos, el desarrollo de la propia capacidad de análisis de la realidad a partir de la reflexión filosófica y el saber teológico.
Desde la experiencia pastoral, el candidato desarrolla la capacidad de generar, acompañar e identificar procesos de fe en las comunidades y grupos de los cuales es responsable. El fin último del Seminario es formar verdaderos pastores según el Corazón de Dios."